Descubre los RIESGOS DE INVERTIR EN EL MERCADO DE RENTA FIJA. Además, te explicamos QUÉ SON LAS AGENCIAS DE RATING.
En este artículo se va a abordar el riesgo de impago por parte del emisor de bonos y la importancia de las agencias de rating crediticio con vistas a que
el lector adquiera unos conocimientos esenciales a la hora de plantearse una eventual inversión en el denominado mercado de renta fija.
A la hora de invertir en bonos, ya sean corporativos o gubernamentales, hay que atender a una serie de factores con el fin de calibrar las ventajas e inconvenientes que podría acarrear nuestra apuesta en el mercado de la renta fija.
Lo primero que un inversor informado debería de tener en cuenta es la probabilidad de que el emisor del bono pueda, a la fecha de vencimiento (madurity) del bono, hacer frente a sus obligaciones, así como realizar los pagos anuales (Europa) o semestrales (como es el caso de Estados Unidos, Japón o Reino Unido) denominados coupon payments (en caso de haberlos).
Tradicionalmente, la renta fija ha sido asociada a la seguridad total, pero, pese a que el riesgo es inferior al del mercado de renta variable, el riesgo ante un posible impago (default risk) es un factor muy importante a tener en cuenta, ya que podría suponer la pérdida de la totalidad del capital invertido.
Si bien es cierto que el riesgo de default es superior en los bonos corporativos, que son los bonos emitidos por compañías privadas, a lo largo de la historia podemos encontrar numerosos ejemplos de impago de la deuda contraída por parte de los Estados, repudiando total o parcialmente una deuda que en ocasiones consideran ilegítima al haber sido heredada de sus antecesores. Hay diversos casos de impago de deuda a lo largo de toda la geografía: Grecia (1932), Austria (1940), India (1972), Rusia (1998), Uruguay (2003), Nigeria (2004) o Jamaica (2010). Incluso en España ha habido varios impagos de deuda soberana, en concreto catorce, siendo el último en el año 1882.
Ante un mayor riesgo, es previsible que los potenciales inversores exijan una mayor compensación, denominada risk premium, que puede ser definida como la diferencia entre el interés de dicho bono y el interés ofrecido por un bono libre de riesgo.
Aunque no existe ningún bono totalmente exento de riesgo, los T-bill (o Treasury Bill) cumplen este cometido a efectos de su tratamiento matemático. Los T-bill son emisiones del gobierno de los Estados Unidos emitidas a descuento, por lo que, utilizando el argot financiero, estaríamos hablando de bonos de cupón cero. Su fecha de vencimiento, también llamada madurez, puede ser de 28 días, 91 días, 182 días o un año. Dada la presunta solidez financiera de Estados Unidos, son considerados activos libres de riesgo (risk free assets) a la hora de insertarlos en los modelos financieros de análisis de inversiones y gestión de carteras de inversión.
El inversor particular suele carecer de los medios y conocimientos necesarios para la realización de una correcta valoración de los riesgos asociados. En este punto, las agencias de calificación crediticia, también conocidas como credit rating agencies (CRAs) o agencias de rating, juegan un papel esencial, al ser las encargadas de llevar a cabo una evaluación pormenorizada del posible riesgo de impago obligacional. La pretendida independencia e imparcialidad de estas compañías respecto a las empresas o Estados que deben evaluar es de vital importancia a la hora de transmitir una imagen transparente y clara que mejore la confianza de los inversores. En los últimos años han surgido numerosas voces críticas contra la labor de estas agencias en ciertas tomas de decisiones, como la valoración de los bonos de Lehman Brothers como de alta calidad crediticia escaso tiempo antes de su bancarrota.
Tres de ellas, Standard &Poor´s, Moody´s y Fitch, dominan el mercado en una posición de oligopolio.
A la hora de valorar la situación de una empresa para la posterior clasificación de la deuda emitida, las agencias de rating crediticio utilizan datos históricos y actuales, usando diversos ratios, como pueden ser el coverage ratio, el debt to equity ratio, el liquidity ratio, el profitability ratio o el cash flow to debt ratio.
Una vez obtenida y tratada toda la información disponible, se procede a encuadrar dicho bono en una subcategoría que tiene asignada una determina notación, que en el caso de las tres grandes agencias de calificación es diferente entre sí. Sin embargo, estas subcategorías están repartidas en tres categorías diferentes, atendiendo al grado de riesgo que conllevan, como son el grado de inversión, el grado de especulación y el grado de default, que generalmente se asigna a obligaciones con menor posibilidad de poder ser cobradas, al menos en su totalidad.
En las tres últimas décadas, las agencias de rating han incrementado notablemente su trabajo ante el aumento en el número de emisores y en la variedad de activos financieros susceptibles de ser valorados. Así mismo, ciertos inversores institucionales tienes restricciones que afectan a la inversión en activos no valorados por agencias con reconocido background.
Por ello, la presencia de este tipo de compañías está garantizada a medio plazo, ya que a día de hoy no hay una alternativa eficiente que cuente con las mismas garantías.
A la hora de invertir en bonos, ya sean corporativos o gubernamentales, hay que atender a una serie de factores con el fin de calibrar las ventajas e inconvenientes que podría acarrear nuestra apuesta en el mercado de la renta fija.
Riesgos a considerar en las inversiones de renta fija
Lo primero que un inversor informado debería de tener en cuenta es la probabilidad de que el emisor del bono pueda, a la fecha de vencimiento (madurity) del bono, hacer frente a sus obligaciones, así como realizar los pagos anuales (Europa) o semestrales (como es el caso de Estados Unidos, Japón o Reino Unido) denominados coupon payments (en caso de haberlos).
Tradicionalmente, la renta fija ha sido asociada a la seguridad total, pero, pese a que el riesgo es inferior al del mercado de renta variable, el riesgo ante un posible impago (default risk) es un factor muy importante a tener en cuenta, ya que podría suponer la pérdida de la totalidad del capital invertido.
Si bien es cierto que el riesgo de default es superior en los bonos corporativos, que son los bonos emitidos por compañías privadas, a lo largo de la historia podemos encontrar numerosos ejemplos de impago de la deuda contraída por parte de los Estados, repudiando total o parcialmente una deuda que en ocasiones consideran ilegítima al haber sido heredada de sus antecesores. Hay diversos casos de impago de deuda a lo largo de toda la geografía: Grecia (1932), Austria (1940), India (1972), Rusia (1998), Uruguay (2003), Nigeria (2004) o Jamaica (2010). Incluso en España ha habido varios impagos de deuda soberana, en concreto catorce, siendo el último en el año 1882.
Ante un mayor riesgo, es previsible que los potenciales inversores exijan una mayor compensación, denominada risk premium, que puede ser definida como la diferencia entre el interés de dicho bono y el interés ofrecido por un bono libre de riesgo.
Aunque no existe ningún bono totalmente exento de riesgo, los T-bill (o Treasury Bill) cumplen este cometido a efectos de su tratamiento matemático. Los T-bill son emisiones del gobierno de los Estados Unidos emitidas a descuento, por lo que, utilizando el argot financiero, estaríamos hablando de bonos de cupón cero. Su fecha de vencimiento, también llamada madurez, puede ser de 28 días, 91 días, 182 días o un año. Dada la presunta solidez financiera de Estados Unidos, son considerados activos libres de riesgo (risk free assets) a la hora de insertarlos en los modelos financieros de análisis de inversiones y gestión de carteras de inversión.
¿Qué son las agencias de rating?
El inversor particular suele carecer de los medios y conocimientos necesarios para la realización de una correcta valoración de los riesgos asociados. En este punto, las agencias de calificación crediticia, también conocidas como credit rating agencies (CRAs) o agencias de rating, juegan un papel esencial, al ser las encargadas de llevar a cabo una evaluación pormenorizada del posible riesgo de impago obligacional. La pretendida independencia e imparcialidad de estas compañías respecto a las empresas o Estados que deben evaluar es de vital importancia a la hora de transmitir una imagen transparente y clara que mejore la confianza de los inversores. En los últimos años han surgido numerosas voces críticas contra la labor de estas agencias en ciertas tomas de decisiones, como la valoración de los bonos de Lehman Brothers como de alta calidad crediticia escaso tiempo antes de su bancarrota.
Tres de ellas, Standard &Poor´s, Moody´s y Fitch, dominan el mercado en una posición de oligopolio.
A la hora de valorar la situación de una empresa para la posterior clasificación de la deuda emitida, las agencias de rating crediticio utilizan datos históricos y actuales, usando diversos ratios, como pueden ser el coverage ratio, el debt to equity ratio, el liquidity ratio, el profitability ratio o el cash flow to debt ratio.
Una vez obtenida y tratada toda la información disponible, se procede a encuadrar dicho bono en una subcategoría que tiene asignada una determina notación, que en el caso de las tres grandes agencias de calificación es diferente entre sí. Sin embargo, estas subcategorías están repartidas en tres categorías diferentes, atendiendo al grado de riesgo que conllevan, como son el grado de inversión, el grado de especulación y el grado de default, que generalmente se asigna a obligaciones con menor posibilidad de poder ser cobradas, al menos en su totalidad.
En las tres últimas décadas, las agencias de rating han incrementado notablemente su trabajo ante el aumento en el número de emisores y en la variedad de activos financieros susceptibles de ser valorados. Así mismo, ciertos inversores institucionales tienes restricciones que afectan a la inversión en activos no valorados por agencias con reconocido background.
Por ello, la presencia de este tipo de compañías está garantizada a medio plazo, ya que a día de hoy no hay una alternativa eficiente que cuente con las mismas garantías.
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