La construcción de la represa CHIHUIDO I supondrá unos evidentes beneficios para la población. Pero, ¿qué aspectos económicos hay que considerar de este proyecto?
Los proyectos de infraestructura pueden ser una buena forma de invertir el dinero de la administración pública, ya que por una parte se
mejora la calidad de vida de la población por medio de la creación de un proyecto sustentable, y por otra parte se puede promover el trabajo, lo que
aumenta el ingreso interno, que a su vez se traduce en un crecimiento de la economía. Pero los proyectos de infraestructura no siempre son simples proyectos, y
mucho menos cuando el Estado es el que se encarga de ejecutarlos o por lo menos facilita su creación.
Detrás de cada proyecto de infraestructura auspiciado por el gobierno hay intereses personales o de determinados grupos que desean lograr ciertos objetivos en el menor tiempo. Un ejemplo de eso puede ser la construcción de la represa Chihuido I, que es más que un proyecto del Estado.
La represa puede regular el río Neuquén, de modo que en los malos tiempos las aguas de este río no causarán estragos en las poblaciones cercanas, mejorando la producción de alimentos en el campo y asegurando las casas de los habitantes de la región de Neuquén. En caso de sequías, la represa puede ayudar a que los habitantes tengan un suministro de agua corriente, sobre todo para los cultivos y las fincas encargadas de la cría de animales para el consumo doméstico. Todo esto es muy positivo para la población. Sin embargo, los habitantes de Neuquén no son los únicos que ven este proyecto como algo positivo, hay otros actores que se sienten interesados.
El banco ruso aporta más del 80 por ciento del dinero utilizado para la construcción, por lo que esta inversión es considerada como un préstamo que busca mejorar las relaciones ruso-argentinas, pero en el fondo se puede ver cómo Rusia ejerce su intención de acercarse más a la región latinoamericana, y esto lo hace por medio de la financiación de obras públicas. Aunque la represa no es propiedad del Estado ruso, el financiamiento de la misma crea un gran compromiso entre el gobierno argentino y el ruso, poniendo en entredicho las verdaderas intenciones de Rusia y el incierto futuro de este proyecto.
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Detrás de cada proyecto de infraestructura auspiciado por el gobierno hay intereses personales o de determinados grupos que desean lograr ciertos objetivos en el menor tiempo. Un ejemplo de eso puede ser la construcción de la represa Chihuido I, que es más que un proyecto del Estado.
La represa Chihuido I y sus beneficios
La represa Chihuido I es una construcción considerada infraestructura de aprovechamiento multipropósitos, ya que no solo se busca generar un único objetivo. Por el contrario, se tiene en mente llevar a cabo varios beneficios al mismo tiempo. El principal objetivo de la represa es el energético, ya que con la construcción de esta edificación se puede aprovechar la corriente del agua para generar electricidad limpia y libre de agentes contaminantes para el medio ambiente o las personas que viven cerca de la estructura.La represa puede regular el río Neuquén, de modo que en los malos tiempos las aguas de este río no causarán estragos en las poblaciones cercanas, mejorando la producción de alimentos en el campo y asegurando las casas de los habitantes de la región de Neuquén. En caso de sequías, la represa puede ayudar a que los habitantes tengan un suministro de agua corriente, sobre todo para los cultivos y las fincas encargadas de la cría de animales para el consumo doméstico. Todo esto es muy positivo para la población. Sin embargo, los habitantes de Neuquén no son los únicos que ven este proyecto como algo positivo, hay otros actores que se sienten interesados.
Los intereses en juego en el proyecto
Hay muchos actores internacionales que han invertido en la construcción de la represa, empezando por la constructora argentino-española Helport SA, que es la que encabeza la construcción de Chihuido I y, por tanto, la que más se beneficia con la construcción de esta obra pública. Pero además de esta empresa –que puede obtener ingresos muy sustanciales con la construcción de esta represa-, hay otra compañía que puede tener cierta influencia, como el caso del Banco Vnesheconombank, propiedad del gobierno ruso y uno de los mayores gestores de desarrollo de la nación euro-asiática.El banco ruso aporta más del 80 por ciento del dinero utilizado para la construcción, por lo que esta inversión es considerada como un préstamo que busca mejorar las relaciones ruso-argentinas, pero en el fondo se puede ver cómo Rusia ejerce su intención de acercarse más a la región latinoamericana, y esto lo hace por medio de la financiación de obras públicas. Aunque la represa no es propiedad del Estado ruso, el financiamiento de la misma crea un gran compromiso entre el gobierno argentino y el ruso, poniendo en entredicho las verdaderas intenciones de Rusia y el incierto futuro de este proyecto.
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